LAS CERVEZAS DE INVIERNO NO SON SÓLO UNA CUESTIÓN DE CALENDARIO, SINO UNA TRADICIÓN LÍQUIDA QUE ABRAZA LA ESTACIÓN, CAMBIA LA TEXTURA DE LA MALTA, AÑADE ESPECIAS, AUMENTA EL CUERPO Y CONVIERTE CADA ENCUENTRO SOCIAL EN UN MOMENTO CÁLIDO.

EL ESPÍRITU DE LA ESTACIÓN

En los últimos meses del año, notamos que la vida se pone en modo rápido, donde parece que ya no tenemos mucho tiempo para lo importante o para alcanzar a cumplir esos propósitos que hicimos al inicio del año. Sin embargo, existen momentos que podemos tomarnos para celebrar algo que a veces se nos olvida: la paciencia del reposo y el arte de beber despacio. Esos momentos los podemos encontrar en las cervezas de invierno, también conocidas como winter ales, winter warmers o simplemente seasonal winter beers, las cuales surgen de un mismo lugar: la necesidad de algo más rico, más denso, más redondo cuando las temperaturas bajan. Según la guía del estilo americana, podemos encontrar un ejemplo de ellas con la “American Winter Warmer”, una cerveza que tiende de un color rojo-marrón a casi negro. Posee aromas a caramelo y frutos maduros, especias como canela, jengibre o nuez moscada, un cuerpo medio a pleno, y ese “calor” del alcohol que invita a las convivencias tranquilas y charlas largas.

 

Muchas de estas cervezas se sitúan entre 5.5% y 8% de alcohol, porcentaje que mantiene el espíritu de las festividades propias de la estación.

 

CARACTERÍSTICAS QUE NOS ABRAZAN

Lo primero que percibimos en las cervezas de invierno son los colores: cobre profundo, ámbar oscuro, rojo ladrillo o marrón tostado. La malta se ha trabajado más, los azúcares residuales pueden ser mayores, y el resultado es un cuerpo más cálido. En cuanto al aroma y sabor: maltas caramelizadas, tostadas, frutos secos, especias invernales y cacao. El lúpulo suele quedar en segundo plano: no se trata de amargor brutal, sino de equilibrio, calidez y textura. El cuerpo y la sensación en boca buscan densidad sin pesadez excesiva, y la temperatura de servicio tiende a ser un poco más alta que la de una lager ligera de verano, para que los aromas compuestos se expresen mejor.

 

Estas cervezas también destacan por su complejidad gradual, conforme se atemperan en el vaso, emergen notas a pan recién horneado, azúcar mascabado, melaza o incluso guiños licorosos suaves propios de una fermentación más robusta. Una parte esencial de su encanto es justamente esa evolución sensorial lenta que invita a la contemplación. La carbonatación, moderada pero eficiente, sostiene los aromas sin opacar la suavidad. A esto se suma un dulzor amable equilibrado por un amargor profundo y discreto que aporta es...


 CUANDO PENSAMOS EN CERVEZA, QUIZÁ LO PRIMERO QUE VIENE A LA MENTE ES CEBADA MALTEADA, LÚPULO Y ESAS NOTAS DE MALTA TOSTADA O CÍTRICO QUE IDENTIFICAMOS EN EL PALADAR, PERO HAY OTRO GRANO QUE LLEVA SIGLOS FERMENTANDO HISTORIAS: EL GRANO DORADO, EL MAÍZ. LA CERVEZA DE MAÍZ, YA SEA EN FORMA DE COMPLEMENTO O COMO INGREDIENTE PRINCIPAL, ES UN PUENTE ENTRE LO ANCESTRAL Y LO ARTESANAL, UNA PROPUESTA LÍQUIDA QUE REESCRIBE LA TRADICIÓN CERVECERA BAJO UN SABOR DISTINTO.

¿QUÉ ES UNA CERVEZA DE MAÍZ?

En su forma más simple, una cerveza de maíz incorpora, ya sea como cereal principal o como adjunto, el grano de maíz, que aporta al proceso de maceración azúcares fermentables, aromas y/o sabores propios del cereal. Estudios recientes señalan que el maíz tiene potencial como materia prima para cervecería, aunque presenta desafíos técnicos: su actividad enzimática es más baja que la de la cebada malteada, y su estructura no incluye cáscara (lo que afecta la filtración de mosto). En la práctica, el maíz puede utilizarse como grano malteado, en hojuelas, en forma de almidón o jarabe, dependiendo del estilo. En algunos casos es parte menor de la receta (como muchas lagers americanas o mexicanas modernas); en otros, es protagonista total. Sensorialmente, el uso del maíz puede aportar dulzor suave, notas de cereal tostado o incluso reminiscencias de “tortilla” o “maíz cocido”, presentes en el grano.

 

¿POR QUÉ VOLVER LA MIRADA AL MAÍZ EN LA CERVEZA?

Varias razones han impulsado su revitalización:

  • Cultural: recuperar tradiciones indígenas, rendir homenaje a historias de fermentación ancestral (como en México con el Tesgüino elaborado por los Tarahumaras).
  • Técnica: el maíz es un cereal muy adaptable, cultivable en diversas condiciones climáticas, lo que abre posibilidades para cervecerías locales.
  • Sensorial/artesanal: los cerveceros artesanales exploran sabores distintos, innovar con granos diferentes a la cebada y destacar la identidad local. Algunos artículos de la prensa extranjera constatan que el maíz dejó de ser solo ingrediente de relleno, y empieza a retratarse como materia prima valorada. De esta manera, la cerveza de maíz se convierte en símbolo de identidad, del terroir del cereal, de vínculo con la tierra.

Imaginar una cerveza de maíz es imaginar tierra y cultura en un vaso: el cereal que alimentó civilizaciones, el arado que trazó surcos, la fermentación que reunió comunidades. Es por...


 CADA 17 DE MARZO, LAS CERVECERÍAS DE TODO EL MUNDO SE VISTEN DE VERDE, LAS CALLES SE LLENAN DE TRÉBOLES, DESFILES, GAITAS Y, POR SUPUESTO, JARRAS REBOSANTES DE CERVEZA QUE PARECEN HABER SALIDO DE UN EXPERIMENTO ALQUÍMICO. HABLAMOS DEL DÍA DE SAN PATRICIO, UNA FECHA QUE COMENZÓ COMO UNA CELEBRACIÓN RELIGIOSA EN IRLANDA Y QUE HOY SE HA TRANSFORMADO EN UNA DE LAS FIESTAS MÁS ALEGRES Y ESPUMOSAS DEL CALENDARIO MUNDIAL.

EL SANTO QUE NO ERA IRLANDÉS (NI SE LLAMABA PATRICIO)

San Patricio, el personaje que da nombre a la festividad, murió un 17 de marzo del año 461 y es ampliamente venerado como patrón de Irlanda, pero la primera sorpresa que te contaremos en este breve artículo es que no nació allí. En realidad, era escocés y se llamaba Maewyn Succat, quien a los 16 años fue secuestrado por piratas irlandeses y vendido como esclavo.

 

Durante seis años cuidó ovejas en tierras ajenas hasta que, según la leyenda, una voz divina le indicó cómo escapar. Maewyn regresó a su hogar, se formó como sacerdote, adoptó el nombre de Patricius y, con un fervor digno de epopeya, volvió a Irlanda para convertir a su antiguo pueblo opresor al cristianismo. Su historia es una mezcla de fe, resistencia y destino, con todos los ingredientes de una gran leyenda celta.

 

DE LOS CAMPOS IRLANDESES A LAS AVENIDAS AMERICANAS

Durante siglos, el Día de San Patricio fue una modesta conmemoración religiosa en Irlanda. Sin embargo, fueron los inmigrantes irlandeses en Estados Unidos quienes, en el siglo xviii, transformaron la fecha en una fiesta de orgullo nacional. En ciudades como Nueva York, Boston y Chicago, los desfiles crecieron año tras año, el verde se convirtió en el color oficial, evocando los prados infinitos de Irlanda, el trébol de tres hojas que, según la leyenda, San Patricio usaba para explicar la Santísima Trinidad, y el espíritu juguetón de los duendes del folclore celta. Así, la celebración cruzó océanos, mezclando religión, nostalgia y alegría en un mismo brindis.

 

EL NACIMIENTO DE LA CERVEZA VERDE

El gran salto cromático ocurrió en 1962, cuando el líder del sindicato de fontaneros de Chicago (porque como toda buena historia cervecera necesita un toque de creatividad) decidió teñir de verde el río Chicago para la ocasión. Lo que comenzó como una travesura terminó siendo un ícono mundial.

 

A partir de entonces, cerveceros en ambos continentes comenzaron a experimentar con cervezas teñidas de verde, buscando capturar el espíritu de la fiesta en una copa. Algunos...