Herencia filipina que llegó a Colima gracias a los viajes de los

Galeones de Manila, que cruzaban el Pacífico desde Manila

hasta las costas de México.

El término "tuba" proviene de las lenguas austronesias y fue introducido en México por influencia de los pueblos filipinos durante el período de la colonización española. La palabra

"tuba" en filipino y en varias lenguas del sudeste asiático se refiere a la bebida alcohólica tradicional elaborada a partir de la savia fermentada de diferentes tipos de palmas, como la palma de coco.

 

Después del descubrimiento de América por parte de los españoles, se establecieron rutas comerciales que unieron Asia, América y Europa a través de puertos ubicados en España, Filipinas y México, países que durante la época colonial integraban el imperio español. Así, en 1565 se estableció la ruta marítima del Galeón de Manila, la Nao de China o Galeón de Acapulco; que estuvo en servicio hasta 1815 y contaba con puertos base en Sevilla o Cádiz, Manila y Acapulco. En el puerto filipino de Manila se embarcaban productos asiáticos con destino a Acapulco: especias (clavo, pimienta y canela), seda, marfil, porcelana china, lacados japoneses, juguetes, alfombras, tapices y prendas de algodón de la India y el sudeste asiático. En el sentido inverso, desde Acapulco hasta Filipinas, en el Galeón de Manila viajaban funcionarios, mercaderes, soldados y misioneros; acompañados de plata, animales y plantas americanas como el maíz, cacao, tabaco, caña de azúcar, tomate, calabaza y aguacate.

 

Como puede imaginarse, a lo largo de esta ruta no solo se intercambiaban mercancías, sino también conocimientos. Junto con la planta del cocotero, los filipinos trajeron a México las técnicas para fermentar la savia del coco y convertirla en tuba, una bebida alcohólica consumida en Filipinas desde la época precolonial, y a veces destilada en un licor de coco más fuerte conocido como lambanog o

bahalina. Fue en este contexto que la tradición de la producción y el consumo de tuba se introdujo en las costas del Pacífico mexicano, donde la bebida se sigue disfrutando en la actualidad.

 

En México, la tuba se produce principalmente en los estados de Colima, Michoacán y Guerrero. Esta bebida tradicional se elabora recolectando la savia dulce de la palma de coco, la cual se puede consumir fresca como una bebida refrescante o dejar fermentar para producir una bebida alcohólica ligera.


EL AGAVE ES UNA DE LAS TANTAS ESPECIES ENDÉMICAS DE NUESTRO PAÍS, EN

DONDE SE ENCUENTRAN 150 ESPECIES DE LAS 200 EXISTENTES EN EL CONTINENTE.

LOS AGUARDIENTES QUE SE EXTRAEN DE ESTA PLANTA, ESTÁN PROFUNDAMENTE

ARRAIGADOS EN EL RICO MOSAICO CULTURAL MEXICANO.

Mucho antes de la llegada de los conquistadores españoles, los pueblos indígenas de México ya cultivaban y utilizaban el agave. Estas primeras civilizaciones mesoamericanas, que datan de alrededor del 250-300 d.C., incluidos los aztecas y los olmecas, reconocieron la versatilidad del agave.

 

Fermentaban la savia del agave para crear

una bebida alcohólica primitiva llamada "pulque", un líquido lechoso, algo viscoso y ligeramente alcohólico. Aunque no se trataba de los destilados que conocemos hoy, demuestra que la planta del agave se ha utilizado para crear bebidas desde hace casi 2,000 años.

 

El verdadero nacimiento de los aguardientes tal y como los conocemos hoy en día, se remonta a la llegada de los españoles a principios del siglo XVI. Los conquistadores españoles, liderados por Hernán Cortés, descendieron sobre las ricas y variadas tierras de México.

Entre las muchas cosas que trajeron consigo estaba el arte de la destilación. Esta técnica, desconocida hasta entonces en el continente americano, se utilizaba sobre todo en Europa para producir aguardiente a partir de la uva. Los pueblos indígenas de México tenían una larga relación con el agave, que utilizaban para diversos fines, entre ellos la elaboración del pulque. Reconociendo el potencial de esta planta autóctona, los colonos españoles decidieron adaptar sus técnicas de destilación para transformar la savia fermentada del agave en un aguardiente más potente.

 

La transformación de la savia de agave en aguardiente destilado se realiza en varias etapas. En primer lugar, se recolecta el corazón del agave, llamado piña por su parecido con la fruta del mismo nombre. A continuación, estas piñas se tuestan para liberar su jugo dulce, que luego se fermenta. Este proceso de fermentación transforma los azúcares del agave en alcohol, de forma parecida a la etapa inicial de la elaboración de la cerveza o la fermentación del vino.

 

La verdadera magia se produce durante la destilación. El jugo de agave fermentado se calienta en un alambique y el vapor de alcohol se recoge y se condensa en forma líquida. Este proceso de destilación aumenta considerablemente el contenido de alcohol, dando como resultado un aguardiente mucho más fuerte y refinado que el pulque.