EL DINAMISMO DEL MEZCAL EN LOS ÚLTIMOS AÑOS NO HA DEJADO INDIFERENTE A LA INDUSTRIA TURÍSTICA EN NUESTRO PAÍS. DESDE RUTAS DEL MEZCAL HASTA PROBLEMÁTICAS AMBIENTALES, EN ESTE ARTÍCULO TE PLATICAMOS MÁS SOBRE EL TURISMO DEL MEZCAL.

Durante siglos, el mezcal fue una bebida popular profundamente arraigada en las comunidades rurales de México, pero también estigmatizada. Asociado a sectores sociales marginados, se le consideraba un licor tosco, de consumo local y poco prestigio. Incluso fue perseguido por las autoridades durante el Porfiriato y hasta bien entrado el siglo XX, cuando la producción artesanal era vista como una actividad informal o incluso ilegal. No obstante, a partir de los 1990 sobre todo en el siglo XXI el mezcal comenzó a ser revalorizado por sectores urbanos, nacionales e internacionales, que lo empezaron a ver como un producto auténtico, tradicional y “artesanal”.  Este giro simbólico permitió que el mezcal pasara de ser una bebida marginal a una bebida de culto, vinculada al consumo gourmet, al turismo alternativo y a formas de apreciación sensorial sofisticadas, marcando así su entrada en el mercado global. 

 

El reconocimiento oficial del mezcal avanzó con la creación de su Denominación de Origen en 1994, lo que implicó un proceso de formalización y regulación de la producción. A diferencia del tequila —cuya producción está mayoritariamente concentrada en Jalisco y con una ruta turística altamente institucionalizada— el mezcal se produce en múltiples estados (Oaxaca, Guerrero, Durango, Zacatecas, San Luis Potosí, entre otros), lo cual ha dado lugar a un abanico más diverso de prácticas, paisajes y formas de valorización cultural. Esta descentralización favoreció el desarrollo de distintas iniciativas turísticas en torno al mezcal, desde proyectos comunitarios hasta experiencias inmersivas en palenques rurales, que buscan combinar el atractivo de la bebida con el contacto directo con los territorios y saberes que la producen. 

 

LAS RUTAS MEZCALERAS: LOS CAMINOS DEL MEZCAL

En este contexto, surgieron las llamadas rutas del mezcal, circuitos turísticos que invitan a recorrer distintas regiones productoras para conocer la historia, la cultura y los procesos detrás de esta bebida. Oaxaca ha sido pionera en este tipo de propuestas, pero también existen rutas emergentes en estados como Guerrero, Durango o Puebla.  Estos recorridos no solo promueven el consumo responsable y el conocimiento de los distintos ti- pos de agave, sino que también ofrecen al visitante una experiencia multisensorial: desde caminar entre magueyales, hasta participar en catas, rituales, comidas tradicionales y talleres de destilación. Las rutas mezcaleras se presentan así como una forma de turismo cultural y vivencial, en contraste con el turismo industrial o meramente recreativo. 

 


 NORMALMENTE PENSAMOS AL MEZCAL EN TÉRMINOS DE ESTADOS, COMO DICTA LA DENOMINACIÓN DE ORIGEN. PERO ¿Y SI LO PENSÁRAMOS POR REGIONES CULTURALES? EN ESTE ARTÍCULO TE PLATICAMOS MÁS SOBRE LA REGIÓN MIXTECA Y LOS PUEBLOS QUE ELABORAN EL MEZCAL DE ESA TIERRA.

Los mixtecos –o Ñuu Savi, “pueblo de la lluvia”– están distribuidos principalmente en tres estados del sur de México: Oaxaca, Guerrero y Puebla. Esta dispersión territorial corresponde a lo que se conoce como la región mixteca, la cual se divide en tres subregiones históricas y geográficas: la Mixteca Alta, la Mixteca Baja y la Mixteca de la Costa o de la Costa Chica. 

 

Antiguamente, la Mixteca era conocida como Mixtlán, “lugar de las nubes”. Desde entonces y hasta ahora, la región está habitada mayoritaria- mente por pueblos mixtecos, quienes se autodenominan Ñuu Savi; aunque también hay presencia de otras comunidades y grupos indígenas. Esta región está conformada por comunidades que históricamente han desarrollado formas de vida adaptadas a un entorno complejo, con suelos erosionados y escasa disponibilidad de agua. Las actividades económicas más comunes incluyen la agricultura de subsistencia (maíz, frijol, calabaza), la ganadería en pequeña escala y la producción artesanal, como el telar de cintura. En años recientes, muchas familias dependen también de las remesas enviadas por migrantes asentados en otras partes de México o en Estados Unidos. A pesar de estas transformaciones, las prácticas comunales, las festividades religiosas y los saberes tradicionales continúan estructurando la vida cotidiana en muchas localidades mixtecas. 

 

La Mixteca Baja, localizada en los estados de Puebla, Oaxaca y Guerrero, se caracteriza por un paisaje de laderas erosionadas, cerros de tierra rojiza y valles secos que dificultan la agricultura intensiva, pero que han sido aprovechados por sus habitantes mediante técnicas tradicionales. Culturalmente, esta región es habitada por comunidades mixtecas que conservan prácticas comunales, fiestas patronales y una rica tradición oral. Las actividades principales incluyen la agricultura de temporal, la producción artesanal (tejido de palma, alfarería), y cada vez más, el comercio y la migración hacia otras partes del país o hacia Estados Unidos. En años recientes ha resurgido el interés por el mezcal artesanal como parte de la revitalización cultural y económica de la región. 

 

La Mixteca de la Costa abarca los litorales de Oaxaca y Guerrero. Es una de las zonas multiétnicas más importantes del país, pues en ella conviven mixtecos, afromexicanos, chatinos y amuzgos. Su clima cálido y húmedo favorece la agricultura y la pesca, la recolección de productos silvestres, la medicina tradicional y, en algunas zonas, la producción de mezcal y aguardiente. A pesar del reconocimiento del mezcal de la...


EL AGAVE ES UNA PLANTA ENDÉMICA DE MÉXICO, REPRESENTATIVA DE SU CULTURA. ENTRE LAS DIFERENTES ETAPAS HISTÓRICAS DEL PAÍS, EL AGAVE HA OCUPADO UN LUGAR FUNDAMENTAL QUE NOS AYUDA A COMPRENDER MEJOR LA RELACIÓN QUE LOS MEXICANOS MANTIENEN CON DICHA PLANTA. 

El maguey ocupa un lugar central en el imaginario mexicano, no solo como planta sino como símbolo cultural profundamente enraizado en la historia y la vida cotidiana.  Desde tiempos prehispánicos, ha sido fuente de sustento, medicina, vestido, vivienda y bebida, destacando el pulque como una de las bebidas rituales más antiguas del continente. Más allá de su uso práctico, el maguey delimita territorios, marca paisajes rurales y configura identidades comunitarias, especialmente en regiones como el Altiplano y el Valle de México. En el arte, la literatura y la

memoria popular, el maguey encarna resistencia, arraigo y mexicanidad, entretejiendo lo sagrado y lo cotidiano en la relación que los pueblos mantienen con su entorno. 

 

Además de las investigaciones arqueológicas e históricas, mucho del conocimiento sobre el lugar que ocupaba el maguey en la época prehispánica en México, nos llega gracias a los códices elaborados entre sabios indígenas y misioneros. Uno de ellos –tal vez uno de los más importantes y conocidos– es el Códico Florentino, conocido también como "Historia general de las cosas de la Nueva España" de Fray Bernardino de Sahagún. Esta obra monumental del siglo XVI, escrita en náhuatl y español, describe la cosmovisión, costumbres, religión, medicina, flora, fauna y vida cotidiana de los pueblos nahuas antes y durante los primeros años de la colonización. Por supuesto, ahí encontramos algunas de las primeras menciones escritas sobre el agave o maguey. En el libro XI del Códice Florentino, que trata de la tierra y sus productos naturales, Sahagún dedica varias secciones a esta planta. Ahí describe el maguey (en náhuatl, melt) como una planta extraordinariamente útil, de la cual se extraen múltiples productos: fibras para hacer cuerdas y telas, puntas agudas para coser, aguamiel para elaborar pulque, papel ritual (amatl), y hasta materiales para techos. De hecho, para los pueblos nahuas, el maguey era visto como una planta sagrada y generosa, símbolo de vida y autosuficiencia. Algunos cronistas, incluyendo Sahagún, se asombraban de que una sola planta pudiera proveer tantos bienes distintos.

 

Si el maguey era considerado como una planta sagrada en Mesoamérica, su sacralidad se debía a varios factores cosmológicos, mitológicos y prácticos. Uno de los principales elementos que le otorgaban esta dimensión sagrada era su vínculo con la diosa Mayahuel, pero también su capacidad para “dar vida” de muchas formas: desde alimento hasta bebida ritual, pasando por materiales básicos para el sustento cotidiano. 

 

MAYAHUEL: LA QUE RODEA EL MAGUEY 

En la mitología mexica, Mayahuel es la diosa del maguey y de la embriaguez. Es una de las divinidades del mundo vegetal y su figura se asocia...